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Pues Esperaremos A Que Los Puntos Conecten

Pues esperaremos a que los puntos conecten

Normalmente, en la vida se dan muy pocos puntos de inflexión, muy pocas oportunidades de parar, levantar la cabeza, analizar el rumbo que estamos siguiendo y decidir tomar una nueva dirección. Siguiendo este criterio, supongo que mi vida no se podría considerar normal.

En realidad, cuando miro hacia atrás, me parece distinguir diferentes vidas, diferentes capítulos de la misma serie. Diferentes versiones de mi mismo o, mejor dicho, versiones mejoradas. Lejos quedan ya aquellos primeros pasos en el instituto, la universidad y las primeras experiencias profesionales. A este capítulo lo podríamos considerar el más «tradicional». Luego llegaron México, Sudáfrica, Barcelona y finalmente, Holanda. Y, salvo quizá el último, nunca han formado parte de un plan pensado y definido de antemano.

De nuevo, la vida nos vuelve (ya desde hace un tiempo en plural) a ofrecer la posibilidad de iniciar un nuevo capítulo. De vuelta a Valencia y ante el reto profesional más importante al que me he enfrentado hasta la fecha. Vale, en cada uno de los pasos he pensado lo mismo, eso es cierto. Dejar la disciplina de una de las mayores multinacionales produce algo de vértigo, no lo voy a negar. No ha sido una decisión fácil. Pero ya hemos vivido esta sensación antes. Nos ha costado más o menos, pero siempre hemos conseguido salir adelante.

En estos momentos es muy difícil decir si ha sido la decisión acertada, si éste era el momento correcto o si valía la pena seguir apostando por el tipo de carrera profesional que estábamos dibujando en los últimos años. Seguramente, tampoco tiene mucho sentido buscar la respuesta a esas preguntas. Se trataba de seguir a nuestro corazón y priorizar la vida de la mejor forma posible. Debo sentirme afortunado por haber podido decidir entre diferentes opciones. Supongo que algo habré hecho bien este tiempo 🙂

Como decía al principio, a veces es necesario levantar la cabeza y mirar de dónde venimos y qué camino hemos recorrido para llegar donde estamos. Cada uno de esos pasos, los buenos y los no tan buenos, parecen estar ahora conectados. No podría haber llegado a mi actual puesto «global» sin haber pasado unos años por la delegación «local» de Barcelona. Y sin duda, no habría tenido esa oportunidad sin haber vivido las experiencias internacionales en México y en Sudáfrica.

No podría estar más de acuerdo con Steve Jobs y su famoso discurso en la Universidad de Stanford. Mira hacia delante, sigue a tu corazón, trabaja duro y finalmente, los puntos conectarán.

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